La tensión población alimentos fue puesta de relieve por Malthus, pero ha sido desde siempre un problema que interrelaciona: las superficies de cultivo, la tecnología y la población con un comportamiento sistémico, que integra también al territorio y su ordenación constante para convertirlo en productivo y asentar al campesinado. Sin embargo, la revolución energética, con sus maquinarias, los abonos, tratamientos y la dependencia del automóvil, han transformado a los agricultores en semiciudadanos, y ha obligado a ese sistema a evolucionar a eficiente bajo la óptica de los análisis económicos, abandonando las concepciones agraristas y similares, en el fondo particularistas, y forzándolo a entrar en el modelo económico más amplio y general que tiene que someterse al proceso evolutivo en períodos cada vez más cortos. Por otra parte, la sociedad agraria ha traspasado las formas de subsistencia y demanda de bienes comunes como: sanidad, educación, protección física y vivienda, pero también, el salario digno y la accesibilidad a servicios y cultura.
Para que el sector agrario permanezca estable dentro del sistema económico, es necesario proyectar estrategias que superen la secuencia decadencia y caos, en este caso, el proyecto deberá situarlo atendiendo a sus peculiaridades: dispersión en el territorio, bienestar específico y relación estrecha con el medio ambiente, estudiando modelos evolutivos, innovadores y cambiantes que prevean estabilidad para los tres equilibrios necesarios: empresa, alimentación para la sociedad general y asentamiento en los territorios de las poblaciones de agricultores.
Población y alimentación. Sistemas y modelos. Modelos históricos. Modelos territoriales. La revolución energética del sistema agrario. La dinámica rural. Política agraria en períodos recientes. Definiciones para una nueva política del sistema agrario. Modelo estable agricultura sostenible. La opción sostenible. La estrategia rural sostenible. El proyecto rural. Bibliografía citada.
JOSE EGEA IBAÑEZ